Ingredientes
Aceite de Oliva
Cerveza (1/2 lata)
Harina de trigo
Huevo (1)
Pimienta
Pulpo (100 gr)
Sal
Cocemos el pulpo en una olla grande con agua hirviendo (sin sal). Conviene que haya estado previamente congelado, porque así las fibras habrán roto y conseguiremos que no quede duro.
En el momento de echarlo al agua lo asustamos 3 veces (lo metemos y lo sacamos 3 veces, de esa forma veremos cómo se encogen las patas). Lo dejamos cocer ya dependiendo el tamaño. En el caso de un pulpo mediano de un kilo, unos 25/30 minutos serán suficientes, aunque convendrá pincharlo con un cuchillo para comprobar que esté blando.
Una vez cocido retiramos del fuego, tapamos la cazuela y se deja reposar unos 15 minutos (con esto conseguiremos que no se caiga la piel).
Para la tempura, en un cuenco, ponemos dos cucharadas de harina de trigo (tamizada), junto con una pizca de sal, y bastante pimienta.
Añadimos poco a poco media lata de cerveza (muy fría), mientras mezclamos, hasta que adquiera una consistencia como de besamel un poco líquida. (Debemos utilizarla al momento, sin que repose).
Salamos el pulpo y pasamos cada pata de pulpo por la tempura, y freímos en abundante aceite de oliva virgen muy caliente, durante un par de minutos, hasta que adquieran un color dorado. Retiramos a un papel absorbente, cortamos con un cuchillo afilado en trozos “de bocado” y servimos caliente.